La civilización
maya habitó una gran parte de la región denominada Mesoamérica, en los territorios actuales de Guatemala, Belice, Honduras, El
Salvador y en el comprendido por cinco estados del sureste de México: Campeche, Chiapas, Quintana
Roo, Tabasco y Yucatán, con una historia de aproximadamente 3000 años.

La conquista española de los pueblos mayas no se consumó
hasta 1697, con la toma de Tayasal, capital de los mayas Itzá, y Zacpetén, capital de los mayas Ko'woj, en el Petén (actual Guatemala). El último estado maya
desapareció cuando el gobierno mexicano de Porfirio
Díaz ocupó en 1901 su capital, Chan Santa Cruz, dando así fin a la
denominada Guerra de Castas.
Período Clásico
También llamado Periodo Teocrático, abarca desde
los años 320 a 987 d. C., aproximadamente. Recibe este nombre porque en un principio se
creyó que fue el grupo sacerdotal el que ejerció el poder político y que toda
la vida económica, social y cultural se desarrolló en torno a la religión.
Los grupos sacerdotales, tuvieron gran
importancia en el gobierno de los Estados mayas del Clásico; a pesar de eso,
nunca fueron dirigentes. Existía una clase noble y, en todo caso, eran los
guerreros quienes concentraban el poder. La imagen de los mayas como una
sociedad gobernada por sacerdotes fue derribada cuando se descubrió que las
ciudades estaban en permanente guerra unas con otras.
Se incrementó notablemente la agricultura como
actividad económica básica, la cual era practicada por grandes contingentes de
labradores, propiciando una compleja división del trabajo y en consecuencia una
fuerte estratificación social.
Período Posclásico
Abarca los años 1000-1687. Una vez abandonados los centros ceremoniales mayas del
periodo clásico, la fuerza generadora de esta época va a ser una corriente
migratoria identificada étnicamente con los mayas arraigados en la región, que traía consigo una cultura
mestizada de fuerte contenido náhuatl.
Esta corriente, llamada putún o maya-chontal, habitaba en el sur de Tabasco y tenía estrechas relaciones comerciales
con los pueblos del centro de México y con los grupos nahuas establecidos en la
periferia de la región maya, por ejemplo en Xicalango. Su presencia habría de
romper con el precario equilibrio en el que trataba de mantenerse el mundo teocrático, y fueron los putunes los que aprovecharon la caída
de este orden para introducir una nueva forma de vida y de dominio sobre la
región.
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